miércoles, 16 de septiembre de 2009

El pez por la boca muere.

Es un viejo dicho, conocido por todos y con la grandeza de lo simple trasciende en la jerga popular.
El marketing impone su presencia en el mundo privado, las empresas se elevan en base a su marketing que parece dar sus frutos, el posicionamiento llega a valer mas que el producto y de esta forma se gana el consumo masivo dando como resultado un grupo de consumidores fieles a las marcas o productos marketineros.
Ahora bien, las responsabilidades de un marketing difieren en el sector público, por sus principios en sí. La cuestión Pública así lo define. Los alcances de medidas públicas son de interés general perceptibles por todos los habitantes de un país.
En correlato a lo hasta aquí expresado y en plena conexión con los anuncios emitidos por el Gobierno Nacional, recuerdo palabras llevadas por un viento sureño que dieron aliento en su momento a ilusiones de obtener logros de un modelo altamente consensuado.
Asesorados con aspecto marketineros (por lo oportuno), los anuncios televisados dieron la publicidad de una serie de medidas que pocas fueron reglamentadas y aplicadas en la vida diaria. Las mas remotas, con un gran show de presentación fue la apertura de los talleres ferroviarios para lograr así la reconstrucción de las vías férreas, cuestión que a mas de 5 años de los anuncios, no se logro ni desde su regulación e implementación alguna reconstrucción efectiva del ferrocarril a pesar de los millones de subsidios que mensualmente se aporta al sector.
En vías a lo dicho, también se recuerda el tren bala, el mini tren de 20 cuadras de puerto madero (1 de los 2 trenes comprados para ese servicio, se encuentre en reparación en La Plata hace varios meses), dando como resultado una inversión poco oportuna dadas las características y las necesidades actuales del transporte ferroviario.
La línea Blanca (heladeras, lavarropas) líneas Marrón (cocinas, calefones, etc.) también fueron anunciados con esplendor, los beneficios del plan canje, el apoyo al sector industrial argentino y la confianza eran una vez mas síntomas de ilusión a obtener un progreso esperado, pero quizás, tal vez, por inoperancia o impericia nadie y en este caso concreto me incluyo, pudo acceder a la compra de alguno de estos productos con los descuentos anunciados. Las casas de venta de electrodomésticos no daban respuesta cierta a los pedidos de dichos productos del gobierno y como el tiempo permite el olvido aparente, una vez mas otro anuncio pasó sin su efectiva aplicación.
A esta sumatoria de anuncios desmedidos, se agrega los créditos para la adquisición de vehículos 0km (solo se adjudicaron una docena de ellos cuando se esperaba un número altamente mayor), los créditos de bancos oficiales para la vivienda entre otros.
La falta de monedas conllevó al Boleto Electrónico que a mas de 9 meses de su anuncio solo 5 líneas de colectivos de las casi 200 líneas, tienen implementado este anuncio que parece desaparecer en el olvido del control.
Sepamos entender, que todos estos anuncios tienen un costo (y no solo políticos) sino económico, gastos de publicidad oficial y un gasto a la ilusión que si bien creen que el tiempo da lugar al olvido, el desgaste de la mentira o la inoperancia hoy se percibe en la sociedad que ya dio su voto oportuno.
A estos anuncios en cadena nacional, se suma el Fútbol para Todos. Cada fecha (cada semana) se necesita de 16 millones de pesos para cubrir la televisación, la fundamentación de la estatización de la emisión de los partidos se basó en el aspecto económico, a la recaudación posible de publicidad privada. En las primeras fecha, solo se recaudó del sector privado unos 2 millones de pesos, dando como déficit unos 14 millones semanales y esto se debe a la falta de organización y al desconocimiento del mercado televisivo. Una vez mas la inoperancia e imprudencia se hace manifiesta.
Ahora bien, creo que el marketing utilizado de estos anuncios dieron un manto de piedad en su momento, generaron expectativas y alivios oportunos, pero hay un fuero, el interno, el subconsciente colectivo que no termina de comprar los anuncios inoperantes o mentirosos y se hace conciente en los cuartos oscuros.
El pez por la boca muere.

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