jueves, 19 de noviembre de 2009

Es solo un ejemplo.

La superioridad tiene al menos dos caras. Una es la relación existente entre un Maestro y su discípulo y como contracara el trato entre el Amo y el esclavo.
Cuan diferentes son las caras de esta moneda, el maestro se interesa en guiar al discípulo, siendo compartidos los logros y soportados solidariamente los fracasos. Con el transcurso del tiempo, la relación de autoridad entre el Maestro y el discípulo tiende a disolverse para convertirse en una relación entre pares iguales.
En el caso del Amo y el esclavo, existen intereses opuestos, el amo explota al máximo y cuanto más logra sacarle, mas satisfecho se siente. En tanto, el esclavo, intenta defender el mínimo de sus derechos, de una mínima protección por el sudor de su trabajo, en este caso, la superioridad prolongada en el tiempo dista las dos personas cada vez más y más.
Es notable la diferencia que existe entre estas formas de relacionarse, en una prima el amor, la admiración y la voluntad de enseñar positivamente, en cambio en la otra se observa sentimientos de hostilidad y resentimiento en contra del explotador. El esclavo, para poder reprimir el odio generado lo reemplaza por una admiración con el fin de sostener sin maldad alguna sus mínimos placeres.
La descripción de los impulsos sadomasoquistas y del carácter autoritario se refiere a las formas más extremas de debilidad y, por lo tanto, a los rasgos extremos correspondientes, dirigidos a superarlas por medio de la relación simbiótica con el objeto de culto o de dominación.
La igualdad en el autoritario parece no existir y sobre la base de sus impulsos sadomasoquistas experimenta tan sólo la dominación o la sumisión, jamás la solidaridad.
Es ahora cuando llamo al pensamiento, al recurso de la inteligencia, para que una vez de analizadas nuestras relaciones, sepamos elegir, de eso se trata pensarlo todo de nuevo, en saber en que tipo de relación o que con que cara de la moneda pagaremos nuestro indefectible destino.
En suma de lograr la paz que nos aleja de los miedos y de la sumisión aterradora que conlleva al oscuro olvido, el camino siempre esta dado de la mano del AMOR, el amor originario tiene que nacer en cada uno de nosotros, primero amarnos para poder amar al otro y no dudar, que los sentimientos nobles despojados de resentimiento, nos abrirán las puertas de la felicidad.